Si alguna vez conociste a alguien que practica yoga, es posible que haya intentado llevarte a una clase. No es insistencia: es entusiasmo. Cuando el yoga empieza a ordenar la vida, nace naturalmente el deseo de compartirlo.
Pero existe un lado B del yoga. Un lado que no aparece en las fotos de Instagram, que incomoda, que transforma y que nadie te cuenta… hasta que ya estás adentro.
A continuación, nueve razones para NO practicar yoga si querés que todo siga exactamente igual:
1. El cuerpo empieza a decir la verdad
La práctica afina la escucha. De repente, lo que comías sin pensar empieza a sentirse pesado. Y sí, la comida chatarra deja de tener el mismo encanto. Si preferís no saber cómo te caen las cosas, mejor no pises la esterilla.
2. Tus noches cambian, aunque no quieras
Después de una buena práctica, la resaca se vuelve insoportable. El cuerpo pide descanso, no excesos. Y un día descubrís que dormir temprano también es una forma de cuidarte.
3. El drama pierde poder
Si el caos emocional te da adrenalina, el yoga no es tu lugar. La calma interna empieza a ganar terreno y los conflictos que antes te atrapaban ya no te mueven igual.
4. Te hace responsable de lo tuyo
La esterilla funciona como un espejo: te muestra. Tus patrones, tus reacciones, tus excusas. Y ahí entendés que culpar afuera no sirve. Incómodo, sí. Transformador, también.
5. La conciencia cambia tus relaciones
Chismear pierde gracia. La burla se siente pesada. Algunas amistades dejan de encajar con tu nueva versión. No es soberbia: es crecimiento.
6. Tu placard se transforma
Lo que antes era “ropa linda” ahora es “ropa incómoda”. Sin darte cuenta, vivís en prendas flexibles, cómodas, ligeras. Bienvenido a tu nuevo uniforme energético.
7. Te volvés más sensible (y más valiente)
Sentís el cuerpo, las emociones, las señales internas. Si sos de escapar de vos mismo, esa sensibilidad puede desafiarte. Pero también te vuelve auténtico, presente y humano.
8. Se abren tus caderas… y tu historia
La flexibilidad física trae flexibilidad emocional. Las posturas desbloquean tensiones, memorias y emociones guardadas. Abrir el corazón es hermoso… pero a veces duele antes de sanar.
9. Te desprograma de lo que te lastima
Hábitos que te alejaban de vos empiezan a soltarse solos. Estrés, toxicidad, aceleración, exigencia sin sentido… El yoga limpia, ordena y suaviza. Si amás el caos, quizá no sea tu camino.
El lado B es, en realidad, el lado más honesto
El yoga no es solo posturas. Es un encuentro con uno mismo . A veces dulce, a veces incómodo… pero siempre liberador.
Y cuando decidas animarte, acá estamos. Para acompañarte, para hacer comunidad, para crecer juntos.
Porque sanar también implica el alma.
